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Alimentación para personas con cáncer

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El cáncer es una enfermedad cada vez más común entre la sociedad y puede afectar a personas de todas las edades. Su tratamiento es muy diverso en función del tipo de cáncer que se padece, pudiéndose a veces ser operado y/o siendo necesaria la administración de quimioterapia y/o de radioterapia. La mayoría de las personas con cáncer acostumbran a perder peso por dos razones: en primer lugar porque el propio tumor consume mucha energía y, en segundo lugar, secundariamente a los tratamientos que suelen producir falta de apetito, náuseas e incluso vómitos. Entre un 40 y un 80% de los enfermos sufren algún tipo de desnutrición que empeora el pronóstico de la enfermedad. La guía de un dietista – nutricionista en estos casos resulta imprescindible para acompañar a la persona durante todo el proceso, procurando que se mantenga lo más fuerte y bien nutrida posible para ganar esta lucha.

 

Incidencia de cáncer y factores de riesgo

 

En España un 25% de las mujeres (1 de cada 4 mujeres) y más de un 30% de los hombres (1 de cada 3 hombres) padecerá un cáncer a lo largo de su vida. Esto va en aumento pero, paralelamente, se están reduciendo los casos de mortalidad por cáncer gracias a los avances que se producen en los tratamientos médicos.

El cáncer se origina por el junto de muchos factores: predisposición genética, hábitos tóxicos (alcohol, tabaco), contaminación ambiental, una mala alimentación, problemas de sobrepeso y obesidad, factores hormonales, infecciones víricas, edad, sexo, etc.

Hacer una buena prevención consiste en cuidar los aspectos que sean modificables, como la alimentación y los hábitos de vida. Desde la infancia se debe procurar comer de manera sana, variada y equilibrada, realizar ejercicio físico con regularidad y evitar tóxicos como el tabaco y el alcohol.

Se deben realizar chequeos médicos en función de lo estipulado para cada edad y sexo de la persona. De esta manera se pueden realizar diagnósticos de manera precoz (cuando se inicia la enfermedad) y actuar con mayor rapidez y eficacia.

 

Alimentación en situaciones de cáncer

 

La alimentación en los casos de cáncer deber ser individualizada en función de cada persona, intentando respetar al máximo sus costumbres y preferencias. Siempre se recomendaran suplementos naturales que acompañen las pautas dietéticas, ya que en estos casos los requerimientos de nutrientes se encuentran aumentados y solamente con la alimentación es muy difícil llegar a cubrirlos. Entre lo más destacado se encuentran:

  • Ácidos grasos cardiosaludables, como el omega-3, que tienen un efecto antiinflamatorio natural y procuran un buen funcionamiento del sistema nervioso central.
  • Nutrientes potenciadores de la inmunidad, como las proteínas, minerales como el Zinc y el Selenio, y vitaminas como la A, la C y la E.

 

A parte de la suplementación es importante hacer una dieta rica en proteínas y calcio. Por esta razón los lácteos o las bebidas vegetales, como la de soja enriquecida en calcio, son opciones muy buenas para el consumo diario.

Mantener un buen estado físico y nutricional es complicado pero posible si hay una buena actuación por parte de todos los profesionales implicados. Cuanto mejor alimentada esté la persona más probabilidades tendrá superar la enfermedad satisfactoriamente.

 

Consecuencias sobre el estado nutricional cuando hay cirugía

 

Según la localización del tumor puede haber distintos efectos sobre la nutrición y el estado físico de la persona.

 

Localización de la extirpación del tumor

Efectos que puede causar

Recomendación

Cabeza y cuello

Problemas de masticación y deglución. Sequedad de boca. Será necesario trabajar y adaptar en las texturas de la comida.

Estómago

Saciedad precoz y acidez. Déficit de vitamina B12, vitamina D, hierro y calcio. Intolerancia a la leche. La dieta se tendrá que adaptar a esta situación para solucionar el reflujo y procurar una correcta nutrición de la persona.

Intestino delgado

Diarrea, alteraciones hidroelectrolíticas, malabsorción de nutrientes, intolerancia a la lactosa. Problemas con la asimilación de vitaminas y minerales. Con la dieta se puede tratar la diarrea y procurar aportar un mayor aporte de los nutrientes que se absorben en menor cantidad.

Colon y recto

Diarrea, alteraciones hidroelectrolíticas y malabsorción de vitamina B12, magnesio, calcio, sodio y potasio. Es importante procurar una correcta hidratación con aporte de nutrientes.

Páncreas

Malabsorción de grasas, vitaminas y algunos minerales, aumento de los niveles de azúcar en sangre. Dieta muy baja en grasas y alta en nutrientes con un aporte de azúcar gradual y controlado.

Hígado

Aumento de los niveles de azúcar, colesterol y triglicéridos en sangre. Déficit de vitaminas y algunos minerales. Dieta baja en grasa y con un aporte controlado de azúcar.

Vesícula biliar

Malabsorción de grasas, alteraciones hidroelectrolíticas y déficit de vitaminas. Dieta controlada en grasa, buena hidratación y aporte extra de vitaminas.

 

Alimentación y Quimioterapia

 

El principal problema de la quimioterapia son los efectos secundarios. Los más habituales que interfieren en la alimentación de una manera directa son: molestias ante los olores, cambio en el sabor de los alimentos, inapetencia, diarrea, estreñimiento, náuseas y vómitos.

El ginseng, tanto en infusiones como para cocinar, ayuda a menguar las náuseas. Pero no se debe tomar si se padece gastritis, que es muy común en las personas con cáncer.

 

Alimentos recomendados durante el tratamiento con quimioterapia

  • Pescado blanco y marisco: merluza, rape, bacalao, colas de gamba y langostino, etc.
  • Jamón serrano: quitando muy bien toda la grasa visible.
  • Clara de huevo: evitar la yema y cocinar muy bien la clara.
  • Patata cocida, arroz, pasta, pan tostado y cereales de desayuno.
  • Aceite de oliva: comprar el de baja acidez (0,2º).
  • Frutas dulces al horno o en compota: pera, manzana, membrillo.
  • Verduras suaves: judía tierna, zanahoria, calabacín, calabaza.
  • Licuados de hortalizas y fruta: zanahoria y papaya o manzana.
  • Lácteos desnatados: sobretodo yogur desnatado y quesitos desnatados.
  • Infusiones: tila, maría luisa y melisa.

 

Alimentos a evitar durante el tratamiento con quimioterapia

  • Carnes rojas: ternera, cerdo, cordero, embutidos y patés.
  • Pescado azul: atún, salmón, bonito, etc.
  • Legumbres: garbanzos, lentejas, judías.
  • Grasas: mantequilla, margarina, nata, lácteos enteros.
  • Frutas ácidas y cítricos: naranja, mandarina, kiwi, limón, fresón.
  • Col, coliflor, brócoli, alcachofa, tomate.
  • Infusiones: té, menta, camomila.
  • Café y alcohol.

 

Las preparaciones y cocciones de los alimentos también son muy importantes. Se recomienda: vapor, microondas, hervidos y horno. Hay que evitar: fritos, alimentos crudos o cocidos parcialmente y planchas. El soporte de los otros miembros del hogar es muy importante, ya que deben ser los que cocinen. Para menguar el olor de los alimentos se recomienda no servirlos muy calientes, mejor tibios o fríos.

Además la quimioterapia produce una alta toxicidad dentro del organismo que una buena hidratación puede ayudar a disminuir. Para ello recomendamos beber abundante agua, tomar licuados, infusiones, zumos de manzana y caldos de verduras.

 

Alimentación y Radioterapia

 

Los efectos de la radioterapia sobre el organismo son muy diversos en función de la zona irradiada. Si la zona está situada en el tracto gastrointestinal o cerca de él es frecuente que haya más consecuencias negativas que impidan una correcta nutrición de la persona.

La sequedad de la boca o de las mucosas internas y la inflamación puede mejorar tomando:

  • Alimentos fríos y helados.
  • Texturas blandas y triturados.
  • Alimentos ricos en carotenos: zanahoria, calabaza, mango.
  • Aceite de oliva crudo.
  • Suplementos alimentarios: bacterias lácteas, levadura de cerveza, aceite de onagra y omega – 3.

 

Alimentación en situaciones de neutropenia

 

A menudo se realizan tratamientos con inmunosupresores, es decir, se bajan mucho las defensas de la persona para que los tratamientos contra el cáncer sean más efectivos. En estas situaciones el cuerpo está expuesto a un mayor riesgo de contraer alguna infección por virus, bacterias u hongos. Normalmente las situaciones de neutropenia se producen en ingresos hospitalarios donde se controla muy bien el estado de la persona.

El papel del nutricionista toma relevancia cuando se recibe el alta y se llega a casa con las defensas muy bajas y con unas recomendaciones escasas en una hoja de papel.

Con la dieta, al contrario que en los casos anteriores, no se deberá potenciar la inmunidad de la persona. Pero sí será necesario procurar que esté bien alimentada y evitar que los alimentos puedan ser un foco de infección.

La clave es llevar a cabo unas estrictas normas de selección, higiene y manipulación de alimentos. Principales consejos:

  • No beber agua del grifo. Tomar agua embotellada.
  • Cocer los alimentos de manera completa hasta que lleguen a una temperatura superior a 65ºC en el centro del producto.
  • Higienizar las verduras, las hortalizas y las frutas antes de cortarlas y pelarlas con lejía de uso alimentario.

 

Alimentos a evitar

  • Lácteos no pasteurizados.
  • Yogures, quesos y kéfir.
  • Huevos crudos o poco cocinados.
  • Carne, pescado o marisco crudo o poco cocinado.
  • Hamburguesas, albóndigas y productos picados.
  • Embutidos crudos.
  • Fruta que no se pueda pelar o que la piel sea porosa, como fresas, uvas y kiwis.
  • Vegetales crudos como lechuga, aceitunas y tomates.
  • Zumos de fruta natural.
  • Frutos secos.
  • Especias crudas.
  • Setas.

 

Alimentos permitidos

  • Huevo cocido o pasteurizado.
  • Leche y derivados pasteurizados en envases individuales: fan, natilla, arroz con leche.
  • Carne, pescado, pollo cocinado a más de 65ºC.
  • Alimentos infantiles envasados y papillas en polvo.
  • Embutidos cocidos como el jamón york y el fiambre de pavo.
  • Fruta higienizada con lejía y pelada. Cruda o cocinada.
  • Mermelada en envases individuales.
  • Verduras cocinadas.
  • Quesos y yogures pasteurizados después de la fermentación.
  • Especias añadidas antes de la cocción de los alimentos.

 

El soporte del dietista – nutricionista en pacientes con cáncer

 

Los objetivos de la terapia de los dietistas – nutricionistas que trabajamos en Alimmenta son:

  • Prevenir y corregir deficiencias nutricionales que haya en el paciente.
  • Evitar la pérdida de peso y, sobretodo, de la musculatura de la persona.
  • Potenciar los nutrientes que fortalecen el sistema inmunológico.
  • Proporcionar ayuda para mejorar la tolerancia a los tratamientos y reducir sus efectos secundarios.

 

En definitiva, mejorar la calidad de vida de la persona.