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Alimentación en bebés de 18 meses a 3 años

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Después del periodo de la alimentación complementaria donde el niño se ha adaptado a un gran número de alimentos, los tolera y los acepta, llega el momento de transición hacia la alimentación familiar. Esto quiere decir que debe empezar a formar parte de su alimentación, alimentos de consistencia semisólida o sólida y dejar atrás los triturados. Pasará de comer como un bebé a comer como un niño.

De esta manera, las características principales para este periodo son:

  • Pasar a una alimentación sólida que implique masticar, salivar y deglutir los alimentos.
  • Conseguir una alimentación variada, igual que el resto de la familia.

 

Ante todo, mucha calma

 

Como en cada periodo donde se realizan cambios importantes en los hábitos del niño, es primordial seguir con una actitud de calma, suavidad y lentitud. Puede que nos encontremos delante de niños que toleran bien los cambios y los incorpora rápidamente y otros que en cambio requieren de más tiempo y su periodo de transición es más largo. Ambos casos son igual de normales y el objetivo final será el mismo, que el bebé forme parte de los hábitos alimentarios de la familia.

Si hasta el momento todavía come todos los alimentos en forma de triturado, es un buen momento para iniciar el cambio hacía una alimentación que requiera masticar. En muchos casos, durante la alimentación complementaria, el bebé ya ha ido probando otras texturas diferentes del triturado y este momento es mejor tolerado.

Resulta una buena opción colocar al bebé en la mesa junto a la familia y darle a probar alimentos enteros. Por ejemplo y sobre todo al inicio de la transición, el bebé puede tener su triturado habitual y además ponerle a su alcance los alimentos del menú familiar, como macarrones bien cocidos, trozos de verduras cocidas, pan, tomate natural sin piel ni pepitas, etc.

Poco a poco el bebé, y siguiendo como ejemplo al resto de la familia, elegirá como opción para su comida, alimentos enteros. Es importante ofrecerle alimentos adecuados para él, de texturas blandas y sabores suaves. La pasta y el arroz deben estar bien cocida, las patatas con verduras se pueden chafar, la carne y el pescado debe estar bien jugoso evitando que queden secos y quemados.

 

Introducción de alimentos en la dieta del bebé

 

Los triturados, poco a poco se los iremos ofreciendo como segunda opción, si fuera necesario, priorizando los alimentos enteros.

Es posible que nos dé la sensación que haya comidas que coma poco y queramos ofrecerle el triturado para quedarnos más tranquilos. Esto puede pasar debido a que el masticar alimentos y sobre todo si son ricos en fibra, como las legumbres, el niño se sacie antes y ya no tenga apetito. Deberemos respetar siempre sus sensaciones de hambre y saciedad y por ello cuando son tan pequeños deberemos evitar alimentos muy ricos en fibra y optar por pasta y arroces refinados para evitar esta sensación de saciedad. Si el niño no quiere comer más cantidad, no deberemos nunca obligarle a tomar el triturado, ni otros alimentos. Es posible que al rato pueda tener hambre otra vez y entonces le ofreceremos más alimentos.

 

El niño adulto

 

Una vez que prácticamente todos los alimentos los mastica y los deglute correctamente, deberemos plantearnos y planificar otro tipo de menú que se adapte a sus necesidades ya que ahora pasa a comer como un niño adulto.

Algunos consejos prácticos que pueden servir como guía para una alimentación adecuada de los niños, teniendo en cuenta que la primera infancia es uno de los periodos más críticos en los que la influencia del comportamiento alimentario familiar dará forma a sus gustos y preferencias y a sus futuros hábitos alimentarios, de gran implicación para la salud futura.

  • Hacer 5 comidas al día siempre respetando la sensación de hambre y saciedad del niño. Es posible que todavía continúe con lactancia materna y se recomienda ofrecérla cada vez que el niño la demande.
  • Realizar una correcta ingesta de calcio. A partir del primer año y hasta los 10 años la ingesta diaria de calcio es de 800mg siendo buenas fuentes de este mineral la leche y los productos derivados, como yogur y quesos frescos.
  • La cantidad de frutas y verduras serán 5 raciones al día, como el resto de la familia teniendo en cuenta que la cantidad de sus raciones serán menores.
  • En todas las comidas deben estar presentes los hidratos de carbono y serán la base de su alimentación. El pan, la pasta, el arroz, la patata y las legumbres. Cocinados de manera adecuada para su buena masticación y deglución y evitando preparaciones o salsas con mucha grasa.
  • Los alimentos de origen animal no se deben incluir en grandes cantidades. En un estudio reciente, del proyecto ALSALMA, donde evalúan la alimentación y el consumo de nutrientes en niños menores de 3 años, se destacó el elevado consumo de proteínas que ingieren los niños, sobrepasando casi 4 veces las recomendaciones diarias.

 

Las cantidades para estos alimentos deben ser pequeñas recomendándose entre 30-50g de carne o pescado y no superar un huevo al día. Por contener cantidades elevadas de proteínas, con las legumbres no se recomienda incluir ningún alimento de origen animal y podrán cocinarse con vegetales.

El exceso de proteínas en la dieta puede ocasionar entre otras afecciones al organismo, sobrecarga del hígado y de los riñones y más probabilidades de padecer obesidad.

  • El aceite de oliva es el indicado para cocinar y aliñar los alimentos. La ración recomendada serán unas 2 cucharadas soperas.
  • La bebida de elección más recomendada es el agua. Hasta ahora es posible que la demanda de agua no sea muy elevada, y menos todavía si continúa con lactancia materna, pero el cambio a alimentos más secos hace que aumente su sensación de sed.
  • Se desaconseja incluir en la alimentación diaria, la bollería industrial, golosinas, carnes rojas y embutidos grasos, fritos, patatas chips y bebidas azucaradas y excitantes (café, té, cola). Todos ellos aportan grandes cantidades de grasas y de azúcares perjudiciales para la salud. Una buena opción es evitar comprar estos alimentos ya que no deben formar parte de los hábitos alimentarios de la familia, y dejarlos para ocasiones muy especiales.

 

No es algo relevante cuánto puede durar el periodo de transición en el que el bebé pasa a comer como el resto de la familia, y dependerá de cada niño en concreto, pero será importante fomentar la autonomía del niño en la mesa y recordar que los momentos en los que el niño se alimenta, son momentos de aprendizaje, por ello es adecuado hablarle mientras come y no olvidar que la mejor manera de enseñar unos hábitos alimentarios saludables es predicar con el ejemplo, ellos te observan todo el día.