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Alimentación en la etapa escolar

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El comienzo de la etapa escolar se da en el niño alrededor de los 3 años y cubre un periodo de tiempo que abarca hasta los 12 años. Esta etapa se caracteriza principalmente por una importante adquisición de conocimientos y por el desarrollo físico del niño.

Durante esta época el aprendizaje de unos buenos hábitos alimentarios será clave y determinará su comportamiento alimentario en la edad adulta. Prevenir entonces que adquieran unos malos hábitos alimentarios y mantener una buena alimentación es el mejor remedio para disminuir la incidencia de enfermedades no transmisibles (hipertensión, diabetes, obesidad…) en la edad adulta, puesto que la posibilidad de minimizar la aparición de estas enfermedades comienza en la infancia.

En función de la edad del niño, sus características de crecimiento y desarrollo serán diferentes por lo que este periodo de tiempo lo podemos dividir en dos:

  • La etapa preescolar: abarca a los niños de 3 a 6 años.
  • La etapa escolar: niños de 7 a 12 años.

 

Por lo tanto a la hora de planificar la alimentación del niño, se tendrá en cuenta sus requerimientos y necesidades, así como su actitud delante de los alimentos.

También es importante tener en cuenta que el estilo de alimentación de los niños varía del patrón de alimentación de los adultos. Mientras que los adultos seguimos unos horarios establecidos para las comidas y tenemos claro, o deberíamos tenerlo, lo que debemos comer en cada momento, los niños tienen la capacidad de responder a señales internas de apetito y saciedad, de aquí a que cada comida que realiza el niño tenga unas características distintas. Es decir, dependiendo de la densidad energética de los alimentos que les ofrezcamos y de sus necesidades para ese momento, realizará un tipo de comida u otro. Por ejemplo, no es de extrañar que los bebés que necesitan un elevado aporte de energía, prefieran dentro del grupo de las frutas, los plátanos o las manzanas ya que contienen mayor valor energético.

 

Los hábitos saludables en la familia

 

La alimentación del escolar se basará en los hábitos saludables de la familia, no debe variar lo que come el niño de lo que comen sus padres, pero sí debemos tener en cuenta y respetar sus señales de hambre y de saciedad. Nadie mejor que el niño sabe cuánta cantidad de alimento necesita. En este caso se recomienda servir pequeñas porciones de alimentos y si el niño lo desea, permitir que repita (hablamos de niños sanos, la obesidad infantil debe enfocarse de manera diferente).

Por lo tanto, los objetivos principales en esta etapa son:

  • Asegurar el crecimiento y desarrollo del niño.
  • Prevenir enfermedades de presentación en la edad adulta pero con base nutricional desde la infancia.
  • Promover unos hábitos dietéticos saludables.

 

Características generales

 

En el siguiente cuadro se recogen las características propias para cada etapa de la edad infantil y deberán tenerse en cuenta a la hora de planificar una alimentación destinada a cada una de ellas.

 

ETAPA PREESCOLAR   ETAPA ESCOLAR
Crecimiento lento y mantenido

 

CRECIMIENTO El crecimiento es lineal y va aumentando al aproximarse a la pubertad

 

Madurez de la mayoría de órganos y sistemas. Finalización de la erupción dentaria temporal

 

FISIOLÓGICAS Madurez de la mayoría de órganos y sistemas
Las necesidades de nutrientes y energía son elevadas pese a la desaceleración del crecimiento. Las necesidades proteicas están aumentadas

 

NECESIDADES ENERGÉTICAS Mayor gasto calórico por la práctica de ejercicio físico
Cambio negativo en el apetito y el interés por los alimentos (condicionado por la disminución del crecimiento)

 

INGESTA DE ALIMENTOS Aumento de la ingesta de alimentos
De los educadores y de otros niños en la alimentación. Saben utilizar los cubiertos y los vasos.

 

INFLUENCIAS Muy influenciables por sus compañeros e imitan los hábitos de los adultos.
Rápido aprendizaje del lenguaje, la marcha y la socialización

 

PERIODO MADURATIVO Aumento progresivo de la actividad intelectual

 

En los últimos años, los hábitos alimentarios de los niños han variado respecto a las costumbres tradicionales. Los desayunos, en el caso de que lo realicen, suelen ser monótonos y deficientes nutricionalmente. La comida la realizan en la escuela donde los menús no siempre están elaborados por un dietista-nutricionista y por ello muchas veces son desequilibrados. La bollería industrial forma parte de su media mañana y de la merienda, junto con bebidas azucaradas o zumos comerciales. A la hora de la cena tratan de evitar los alimentos caseros que se les ofrecen.

Como consecuencia la alimentación de los escolares se caracteriza por un aporte energético alto, una elevada ingesta de proteínas provenientes casi de manera exclusiva de origen animal, un exceso de grasas, por un elevado consumo de embutidos, carnes rojas y preparados comerciales, un mayor consumo de bollería y dulces aportando azúcares simples y grasas en detrimento de féculas de absorción lenta como legumbres, pasta y arroz integral, pan integral, etc. y un escaso consumo de verduras, ensaladas y de frutas.

 

Consejos para mejorar la alimentación de los niños

 

Para mejorar esta situación y hacer que los niños adquieran unos hábitos alimentarios saludables es recomendable, junto a la implicación de la familia, seguir unos consejos prácticos:

  • Realizar 5 comidas al día con el fin de que no transcurra mucho tiempo entre ingestas, dándole una gran importancia al desayuno puesto que saltárselo supone no cubrir las necesidades de nutrientes del día. Este puede ser variado y deberá incluir alimentos farináceos, alimentos del grupo de los lácteos y de las frutas.
  • Acostumbrarle a hacer caso a su sensación de saciedad. No debe quedarse con hambre, pero tampoco demasiado llenos.
  • Deberemos planificar una dieta variada donde se priorice más la calidad de los alimentos y no tanto la cantidad. Para ayudarnos podemos utilizar la pirámide de alimentos que nos presentan en la estrategia NAOS ya que divide y clasifica los alimentos en función de si su consumo recomendado es diario, semanal u ocasional.
  • Asegurar una ingesta adecuada de lácteos suficiente para cubrir las necesidades de calcio. Se recomiendan entre dos y cuatro raciones de leche y productos derivados.
  • Disminuir el consumo de alimentos refinados y elegir cereales integrales por sus múltiples beneficios para la salud. Son más ricos en nutrientes, previenen el estreñimiento, disminuye el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, mejoran la circulación sanguínea entre otros beneficios. En niños con poco apetito puede que les sacie antes y podría cambiarse por cereales refinados.
  • Disminuir el consumo de sal evitando tener el salero en la mesa y evitando alimentos procesados y de aperitivos ya que contienen grandes cantidades.
  • Evitar alimentos procesados como bollería industrial, dulces, golosinas y fomentar el consumo de frutas, frutos secos y bocadillos preparados en casa. Tomar dulces (caramelos, golosinas, etc.) entre comidas debe ser algo excepcional y es importante hablar con el niño de cómo dosificarlos. Otra opción es eliminar las tentaciones en casa y dejar a su alcance otros alimentos más saludables, como frutas, frutos secos o algunas verduras como zanahorias.
  • El agua debe ser la bebida habitual y el consumo de refrescos azucarados y de zumos dejarlos para ocasiones especiales. Igual que con los alimentos, eliminar las tentaciones y sólo comprarlos en las ocasiones especiales es una buena opción para evitar su consumo excesivo.
  • Se aconseja llevar el niño a la compra y hacerle partícipe de las preparaciones de los alimentos. Implicarlos en estas tareas además refuerza vínculos afectivos muy positivos para el núcleo familiar.
  • El ambiente de la hora de la comida debe ser relajado, sin distracciones y debemos acostumbrarles a realizar las comidas en familia evitando la televisión y los juegos.
  • Si el niño presenta alguna dificultad para masticar algún alimento, sobretodo en edades más tempranas, podemos ofrecerle alternativas que puedan tolerar bien. Y siempre respetaremos sus gustos y preferencias alimentarias.

 

En el caso de niños que realizan la comida en la escuela, es importante vigilar los menús escolares que tendrán que proporcionar alimentos de calidad desde un punto de vista nutricional, higiénico y sensorial y asegurarse que están supervisados por un dietista-nutricionista.

A partir del menú que proporcionan en el colegio, deberemos planificar el menú para las cenas. La comida que se realiza en casa debe complementar a les que hagan en la escuela en base a una alimentación variada y saludable. Se debe cuidar que el aporte de verduras a diario sea el correcto. Que haya una buena distribución de los alimentos proteicos durante la semana. Por ejemplo si en el cole comen carne ofrecer pescado o huevo por la noche. Que en todas las comidas estén presentes los farináceos como pasta, arroz, patata, pan… Asegurarnos que durante la semana ingieren como mínimo dos días las legumbres y que el aporte de fruta también sea el adecuado.

 

El deporte en los más pequeños

 

Por último no podemos olvidarnos que son niños y que la actividad física también debe formar parte de sus hábitos saludables. Fomentar momentos en los que se realicen actividades físicas será tan importante como cuidar su alimentación. Por ejemplo actividades cotidianas como subir escaleras o ir caminando a la escuela, actividades extraescolares donde realicen un deporte o realizar actividades al aire libre en familia, en el campo o en la montaña.